PASOS COMPARTIDOS

El mundo es un pañuelo. Que se abre, que se despliega, que nos envuelve.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Rumbo al centro del mundo

Con demora, voy a contarles algo de lo que vivimos en Ecuador.
Salimos desde Máncora con nuestros amigos, Fede y Meme, rumbo a la Isla de Jambelí que queda a pocos minutos de Machala y es una de las playas más cercanas a la frontera.
Todo nos resultó algo exttraño en Jambelí. Es una pequeña isla con playa corta pero muy tranquila. Aproximadamente 200 personas viven ahí. La isla recibe, sobre todo, turismo e la sierra (Ecuador se divide en cuatro regiones: Costa, Sierra, Oriente y Galápagos). Acampamos en un terreno que da a la playa, donde Johnatan, su dueño, nos dejó poner la carpa. Hablando con él, nos enteramos de que en la isla hay tres iglesias de distintas religiones: testigos de jehová, mormones y católicos y que casi todos los habitantes practican alguna de ellas. Lo interesante fue ver cómo más allá de sus credos, practicaban tareas comunitarias como limpiar la playa (veíamos pasar a todos con sus rastrillos) y pintar la costanera, "malecón". A esta última actividad se sumaban los niños y terminaban todos con sus caras pintadas correteando por ahí.En Jambelí nos relajamos unos días a puro burako y algo de sol.
El próximo destino fue Cuenca, una ciudad serrana, pintoresca y colonial, como un recorte de algún pedacito de Cusco.
Ahí oficié de peluquera por primera vez y paseamos por esas calles.Cansados otra vez del frío y con ganas de más playa, partimos para Montañita: más fabulosa en el imaginario viajero que en la realidad de quienes llegamos en busca del sol y de poder vender nuestras artesanías.Aunque salió el sol, temeroso y entre las nubes, el "parche" (nombre con que se refiere uno a su paño de artesanías) no dio frutos y, tras cuatro días, salimos de la playa donde todo parece estar permitido y la música (electrónica, Vilma Palma y reggaeton) no se apaga casi nunca.En Puerto López solo pasamos una noche. Es una pequeña ciudad sobre todo pesquera, llena de "pangas" (pequeños botes de pesca) en la arena. Muchos de esos y otros más hacen un tour de visita a las ballenas. Esto es porque en determinadas zonas del mar las ballenas suelen aparearse de julio a septiembre. Un antiguo vendedor del paquete turístico nos comentó cómo es que los turistas logran verlas siempre: irrumpen con sus botes en el habitat, las rodean mientras ellas se animan a saltar.
Seguimos viaje y terminamos, después de subidas y bajadas, de precios y buses, en Canoa.

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